miércoles, 29 de agosto de 2007

si no está ella, ¡que se lleven todo!

En uno de los buenos momentos de El Tigre y La Nieve, el personaje de Roberto Benigni explica de esta mamera - a un viejo farmacéutico que no entiende su idioma - por qué se esfuerza tanto en salvarle la vida al personaje que interpreta Nicoletta Braschi:

"Si ella muere, pueden terminar con todo este espectáculo del mundo que gira, pueden llevárselo todo, desentornillar las estrellas, enrollar el cielo y ponerlo en un camión. Pueden apagar esta bellísima luz del sol que me gusta tanto, pero tanto... ¿sabes por qué me gusta tanto?, porque me encanta ella iluminada por la luz del sol. Pueden llevarse toda esta alfombra, esta columna, este palacio... la arena, el viento, las ranas, el coco, el granizo, las 7 de la tarde, mayo, junio, julio, la albaca, las abejas, el mar, el zuquini... ¡el zuquini!".

Pero hay otra secuencia en el parlamento de Benigni que también me pareció buena, que ocurre cuando su personaje explica a sus hijas por qué se hizo poeta:

"Yo tenía 8 o 9 años, estaba de vacaciones con mi mamá en el campo, dentro de un bosque, y fué en ese bosque donde me sucedió algo".

"¿Qué cosa?" - pregunta intrigada una de las hijas.

"Un pajarito, comenzó a volar y a cantar, y a descender, volaba y descendía. Se posó sobre mi hombro, ¡me escogió a mí de entre todo el mundo!, temía que se fuera volando, así que me quedé quieto para parecer un árbol... mientras sentía que mi corazón golpeaba".

"¿Y luego?" - pregunta la misma hija.

"Luego, el pajarito voló. Se lo fui a contar a mi mamá. ¡Mamá! ¡mamá! ¡mamá! ¡un pajarito! ¡volaba! ¡cantaba! ¡se posó en mi hombro! ¡durante una hora!. Y ella: ah bueno, eso es todo, no deberías emocionarte tanto".

"Pero era mala la abuela, no le gustaban los pajaritos". - reclama la otra hija.

"No, no era mala la abuela, y le gustaban los pajaritos. Pero no era ella, era yo, era yo que no le había contado bien lo que había sentido, que no le había hecho sentir la emoción que yo había experimentado. Recuerdo que me dije: existirá alguien en el mundo que por oficio encuentre las palabras precisas, que las ordene de una manera tal que cuando sienta que le golpea el corazon a él, también le golpee el corazón a cualquier otro. Ese día decidí convertirme en poeta".

Hay otras secuencias en el parlamento de Benigni que pueden resultar igual de interesantes; como aquella en la que el personaje de Benigni, un profesor universitario de poesía, explica a sus alumnos cómo inspirarse para crear. No niego que para algunas personas estos sean recursos que pecan de efectistas, sin embargo buscar una reacción inmediata en el espectador no puede ser considerado un defecto, lo es cuando uno se da cuenta de la intención del recurso mientras éste transcurre. En mi caso, ver a Benigni echado en el piso de un salon de clases, o verlo intentando besar a un canguro, me parecieron recursos muy obvios, pero no los puedo percibir como un defecto, sino como parte de la estética de la película.

Unas anotaciones: Esto lo he traducido del italiano, sin saber italiano y gracias al Babel Fish, intentando hacerlo lo más literal posible, qué dificil encontar las palabras justas de las que habla Benigni. Sin embargo, además de los errores involuntarios que seguramente cometí, hay un error voluntario; la palabra "zuquini" no existe en español, la traducción correcta sería "calabacín", pero en Perú esa palabra no se usa, aquí lo común es decir zapallito italiano o "zuquini", que viene del italiano "zucchine", pero no directamente, sino a través del inglés "zucchini". También me quedé con una gran duda, la frase en italiano "chissà cosa mi credevo mai", que es parte de la respuesta de la madre del personaje de Benigni, no la pude traducir directo del italiano, parece ser una expresión cuyo significado depende bastante con el contexto, felizmente encontré una transcripción al francés que me fue más útil en esa parte del texto.

1 comentario:

E. dijo...

Inolvidables secuencias. Saludos.

E.